China
y EEUU emiten el 40% del CO2 del planeta. En el caso de los Estados Unidos a un
ritmo de 20.000 kg emitidos a la atmósfera por persona al año, más del doble
que la media en la UE y China.
Les
siguen India y Rusia, el primero por su tamaño y el segundo también por ser un
gran emisor percápita como los norteamericanos (16.000 kg por persona y año).
Este
ritmo de emisiones implica que estamos creando una “costra” que rodea el
planeta y que impide que las radiaciones infrarrojas que emite el suelo para
enfriarse, salgan de la atmósfera –el efecto invernadero anómalo-, lo
cual a su vez implica que la temperatura media de la Tierra esté aumentando.
La
Tierra es un sistema intrínsecamente complejo, formado a su vez por multitud de
subsistemas también intrínsecamente complejos, todos en interacción mutua en
mayor o menor medida, lo cual implica que pequeñas alteraciones en cualquiera
de ellos tienen efectos –que pueden ser enormes- en los demás y en el propio
planeta … una característica básica de los sistemas complejos.
Por
ello, un aumento que pudiera parecer pequeño -por ejemplo de sólo un grado- en la
superficie de nuestro planeta, puede desembocar en alteraciones imprevisibles
en el clima y los equilibrios de los ecosistemas, sistemas estos últimos
complejos y frágiles donde los haya.
Cambios
en los regímenes de lluvias, corrientes marinas que regulan los climas de
continentes, deshielo de los casquetes del ártico, aumento del nivel de los
océanos y consiguiente inundación de ciudades costeras, descenso de
temperaturas en zonas ahora templadas, etc. es lo que podemos esperar de una elevación
de la temperatura media.
Y
eso sin contar los sulfuros, nitruros, óxidos y otros gases contaminantes
presentes en muchas de esas emisiones.
Por
ello es urgente detener las emisiones de CO2, de otros gases de efecto
invernadero y de gases contaminantes a la atmósfera, para lo cual es preciso
detener de inmediato la producción eléctrica en centrales de carbón y de fueloil
y, a medio plazo, de gas y racionalizar las emisiones en el transporte de
pasajeros y mercancías. (las mayores fuentes de emisión)
Para
conseguirlo es necesario potenciar y poner en marcha las siguientes medidas:
1.-Ahorro
energético. En los hogares, en las industrias, en el transporte, desarrollando
tecnologías más eficientes, optimizando los procesos y racionalizando el
consumo. Aunque parezca una anécdota, es aberrante ver a una presentadora de TV
en manga corta en diciembre.
2.-Energías
limpias. Apoyarlas sin tapujos desde los gobiernos, impulsando las
microinstalaciones de energías solar térmica y fotovoltaica en los hogares, los
edificios públicos y las empresas, e incluso de microgeneradores eólicos cuando
sea viable. Por desgracia es justo lo contrario que hace en la actualidad el
gobierno español, más preocupado de defender los intereses económicos de las
grandes empresas eléctricas que los de los ciudadanos y los del planeta.
3.-Eficiencia
energética. Tanto en el transporte como en el resto de ámbitos de consumo de
energía es preciso avanzar en eficiencia, yendo a tecnologías que consigan lo
mismo con menos energía.
Dañar
el planeta no lo destruirá, pues la Tierra se adaptará a cualquier circunstancia
… el ser humano y el resto de especies animales y vegetales serán los que
sufran las consecuencias, incluso desapareciendo de la faz del planeta. De
momento la solución está en nuestras manos.
Saludos.
La energía más limpia es la que no se consume.
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